MÓDULO 2: METAMORFOSIS.
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El niño de segundo grado es como una mariposa que apenas ha salido de su apretado capullo y que se posa en una hoja, esperando expectante que esas gloriosas nuevas alas se sequen y fortalezcan. Está realmente listo para volar, ya hemos hablado de los septenios y de la importancia del cambio de dentición. El niño de segundo año ya inició este proceso desde hace tiempo y está en el umbral, en el momento de despertar nuevas facultades. Las energías que estaban dirigidas a formar el cuerpo físico están ahora liberadas y despiertan el subjetivo mundo del sentimiento -piedad, alegría, admiración, tristeza, compasión-. Es a través de estas corrientes de aire que la nueva mariposa va a volar, a relacionarse con el mundo a su alrededor.
En primer grado fue el tiempo de crear un todo, una unidad. El salón de clases se convirtió en un grupo que fue aprendiendo y creciendo juntos. El mundo de los cuentos de hadas fue caracterizado por un príncipe, un rey, una princesa, tres hermanos, una madrastra; todos los aspectos del ser humano sin una distinción individual. Los niños se encantaron identificándose con todos y cada uno de ellos. Los niños de segundo grado mantienen ese amor por las imágenes arquetípicas, sin embargo, a medida que despiertan sus sentimientos son capaces de apreciar el aspecto dual de la naturaleza humana. Sus propios sentimientos de simpatía o antipatía pueden ser desconcertantes para los adultos que los rodean y nos piden que busquemos respuestas creativas. No queremos cargar el pequeño de ocho años con responsabilidades de enjuiciar o de juzgar, podríamos buscar otras maneras demostrarles las debilidades de su propia naturaleza animal. La literatura de cada país nos provee de fábulas que muestran las características humanas animales (enfrentadas) una contra la otra. Las imágenes que les presentamos hablan por sí mismas y no requieren de moralejas.
El niño de segundo grado está preparado para apreciar que una zorra que invita a una cigüeña a cenar y le presenta un plato plano del cual la cigüeña no puede alimentarse y simplemente se burla de sus intentos. Y cómo la cigüeña le “paga con la misma moneda” y le invita a una cena elegantísima donde la comida se sirve en un vaso alto y estrecho imposible de alimentar a la invitada, esto para mostrar al niño que la justicia de la madre naturaleza equilibra estos encuentros. En otro aspecto, el niño de segundo grado todavía se deleita con los misterios del mundo espiritual donde él todavía habita. Se siente atraído hacia las historias (leyendas) de esos seres espirituales que tienen las fuerzas de la naturaleza a su servicio. No cuestionan nada de lo que ahí pasa. El niño de segundo año mantiene la unidad con su alrededor; es un entusiasta participante en todo lo que se le presenta. Le encanta tener opciones: elegir un compañero, escoger una cosa, pero en lo que respecta a la historia de San Jerónimo al que se le acerca el feroz León, es difícil para él decidir si quieren al Santo Jerónimo o al mismo león que ha sido curado. El maestro de clase que viene del primero al segundo grado puede ver hacia atrás las primeras experiencias de aprendizaje de sus alumnos, construidas paso a paso con su propio fundamento y puede ahora valorar su enseñanza como una unidad, muchos procesos que se iniciaron en el primer grado toman forma y se consolidan.
